Ventajas e inconvenientes de las cocinas abiertas

Tras informarte sobre cómo aumentar el valor de tu hogar con una reforma, es probable que hayas tomado la decisión de renovar la cocina. Y no es para menos, puesto que es uno de los espacios más importantes de toda vivienda que se precie. Así pues, conviene darle un soplo de aire fresco introduciendo los cambios oportunos con tal de que el habitáculo sea lo más funcional, práctico y bonito posible.

Para lograrlo, son numerosas las cuestiones a abordar, como por ejemplo qué tipos de encimeras de cocina hay y cuál elegir. Hoy profundizaremos en otra completamente distinta: cerrar la cocina o dejarla abierta para que conecte directamente con el salón-comedor. En concreto, detallaremos los pros y contras de esta última opción.

Qué es una cocina abierta

La cocina abierta, también conocida bajo el nombre de cocina americana, es un espacio del hogar destinado a cocinar elementos que, a diferencia de los convencionales, permanece completamente abierto. Es decir, no hay barreras arquitectónicas como paredes o puertas, por lo que el habitáculo está conectado y fusionado a aquel lugar de la vivienda en el que se ingieren las elaboraciones gastronómicas, independientemente de si es un salón, comedor o salón-comedor.

Ventajas de las cocinas abiertas

En las casas y pisos con unos cuantos años a sus espaldas es habitual toparse con cocinas cerradas. Al querer modernizarlas, sus propietarios no dudan en ponerse en contacto con expertos en reformas de cocinas para dar el paso de abrirlas. Pero, ¿por qué lo hacen? Básicamente esto es fruto de que saben que, a cambio, obtendrán todas las ventajas que detallaremos a continuación.

Luminosidad

Las barreras arquitectónicas son las peores enemigas de la luz natural. De hecho, también se resiente la luz artificial generada con bombillas, tiras LED y otros dispositivos tecnológicos. Pero, ¿qué pasa si las paredes y puertas son inexistentes? La sensación de luminosidad pasa a ser mucho mayor, con todo lo positivo que esto conlleva.

El propietario se da cuenta rápidamente de que la cantidad de luz supera con creces a aquella que estaba disponible con la cocina cerrada. Es por ello que no se ve en la constante obligación de hacer uso de la luz eléctrica. Así pues, las facturas abarcan una menor cuantía, al mismo tiempo en que la huella de carbono se ve reducida para beneficiar al ecosistema.

Conviene destacar que el resultado en términos de luminosidad es mejor si cabe en caso de que te informes sobre cómo elegir la iluminación adecuada para cada estancia de tu hogar. Tal como explicamos en su momento, muchas de las tareas que tienen lugar en la cocina exigen precisión, por lo que se requiere una buena iluminación para reducir las probabilidades de cometer algún error o incluso de que se produzca un accidente.

Amplitud

Eliminar por completo las barreras arquitectónicas también deriva en otro aspecto que valoran muy positivamente sobre todo los propietarios cuyas viviendas pecan de no ser demasiado espaciosas. Nos referimos a la mayor sensación de amplitud.

Es innegable que existen trucos de decoración y pintura, como por ejemplo colocar espejos de considerable tamaño, con los que visualmente se transmite una sensación similar, pero es irreal y carece de practicidad alguna más allá de poder verse reflejado en ellos. Por el contrario, con una cocina abierta, la casa no se limita a parecer más grande, sino que realmente lo es.

La cifra de metros cuadrados que se ganan al despedirse para siempre de las barreras arquitectónicas no es muy elevada. Sin embargo, en términos de practicidad y comodidad, la diferencia sí es abismal.

Adiós al aislamiento

Para traer a colación algunas ventajas es inevitable establecer una comparación con las cocinas cerradas. Las que tienen puertas y paredes acaban provocando un inevitable aislamiento. En concreto, la persona que está cocinando, fregando los cacharros o realizando cualquier otra acción permanece allí encerrada mientras los demás miembros de la familia están en el salón-comedor, evitando así cualquier tipo de interacción entre ellos.

La situación cambia por completo con las cocinas abiertas. Y es que es completamente viable mantener una agradable conversación mientras uno cocina y el otro, por ejemplo, limpia el polvo del salón o simplemente está tumbado en el sofá. En definitiva, el aislamiento que tan habitualmente se produce en las cocinas pasa a ser historia.

Vanguardismo

El estilo vanguardista es uno de los que más han proliferado en los últimos tiempos. Por ende, no es de extrañar que una de las reformas de casas en Alt Empordà que más nos encargan consista en eliminar las barreras arquitectónicas de las cocinas para que pasen a ser abiertas.

Tal como indican los expertos en interiorismo, cuando dos o más espacios se fusionan y proceden a fluir en términos visuales se da forma a un ambiente que es sinónimo de vanguardismo en estado puro. Si tú también pretendes obtener este resultado de continuidad, cerciórate de colocar el mismo suelo tanto en la cocina como en el salón-comedor, informándote para ello sobre cómo elegir el tipo de suelo para cada estancia de tu hogar.

Inconvenientes de las cocinas abiertas

Si bien es cierto que, de todas las reformas de pisos que tienen lugar actualmente, abrir las cocinas es una de las más demandadas -junto a otras como sustituir la bañera por un plato de ducha-, esto no implica que todo sean ventajas. Ni mucho menos, puesto que ciertamente también trae consigo algunos contras que no conviene obviar.

Olores

No hay nada como embriagarse con el aroma de un buen plato antes de hincarle el diente, pero ello no tiene por qué acarrear que una buena parte de la vivienda huela a esos ingredientes. Por desgracia, esto es algo muy habitual en las cocinas abiertas.

Preparar esa elaboración gastronómica habrá acarreado unos cuantos minutos e incluso horas hirviendo alimentos, friéndolos, etcétera. Este tipo de acciones generan vapores que, en gran medida, son absorbidos por el extractor, aunque dicho aparato tecnológico no puede con todos ellos. Algunos se le escapan y, desafortunadamente, acaban colándose en el salón-comedor.

Con una cocina cerrada, los olores que son un poco desagradables, como por ejemplo los de las frituras, permanecen allí sin que comprometan el bienestar de las personas que están en otro espacio distinto, como el salón o el comedor. Desafortunadamente, con las cocinas abiertas no es así, ya que muchos de los olores campan a sus anchas.

Ruidos

Precisamente el hecho de freír alimentos o hervirlos genera bastante ruido. El simple hecho de encender el extractor, independientemente de si es una campana ubicada en una zona superior o está integrada en la encimera, da pie a tener que soportar unos cuantos decibelios. ¿Qué pasa si la otra persona quiere estar en el comedor tranquilamente viendo la tele? No puede hacerlo.

Las cocinas cerradas son mucho mejores en este sentido, ya que aíslan acústicamente para que los demás miembros de la familia no tengan que lidiar también con ese ruido que tan molesto puede llegar a ser.

Desorden

Seguimos hablando de las tareas culinarias para mencionar ahora un resultado negativo que difícilmente puede evitarse: el desorden. Hacer uso de cacerolas, sartenes, ollas y otros utensilios, amén de productos como el lavavajillas, acaba dando pie a un desorden al que probablemente no se ponga remedio hasta haber transcurrido unas horas. Con las cocinas abiertas, ese pequeño caos de elementos que no están en su sitio e incluso de suciedad en general permanece visible desde el salón-comedor.

Una cocina cerrada es mucho más discreta en este sentido. Si hay cacharros sucios en el fregadero, por ejemplo, no podrán verse en el supuesto caso de que no se acceda expresamente a la cocina.

Almacenamiento reducido

Cuando en anteriores párrafos hablamos de los pros, todo era malo al hacer referencia a las paredes. Sin embargo, en lo que respecta al almacenamiento, hay que decir que resultan extremadamente prácticas, puesto que en ellas pueden instalarse unos cuantos armarios o muebles de cocina en general.

Las cocinas abiertas eliminan esta posibilidad, por lo que el almacenamiento disponible es bastante reducido. Eso sí, has de saber que existe la posibilidad de compensarlo colocando una isla, una de las reformas de pisos en Alt Empordà que más nos encargan últimamente.


Como acabamos de ver, las cocinas abiertas también tienen unos cuantos inconvenientes. Si los pones en una balanza junto a los pros y estos últimos pesan más, inclinándola a favor de hacer esta modificación en tu cocina, no dudes en llevar a cabo una de las reformas de casas de mayor demanda.