¿Qué tipos de sistemas de calefacción hay y cuál elegir?

Estar a gusto en casa es fundamental, lo cual exige encender la calefacción en plena estación invernal. En determinadas zonas en las que el frío es persistente, incluso es necesario hacer uso de ella en otoño y una buena parte de la primavera. Pero, ¿por qué sistema de calefacción decantarse?

Son muchos los clientes que recurren a nuestro servicio de instalación de calefacción, preguntándonos previamente cuál es el mejor sistema de todos. Si tú también tienes esta duda, presta atención a las siguientes líneas, puesto que desvelaremos los tipos existentes y cuál es el más recomendable.

Tipos de sistemas de calefacción

Afortunadamente, la evolución tecnológica ha afectado muy positivamente a este sector. Así lo demuestra el hecho de que hoy en día son numerosas las alternativas por las que se puede optar. Cada sistema de calefacción tiene sus particularidades que conviene que conozcas para tomar una buena decisión.

Gas

Empezamos por uno de los sistemas más exitosos debido a varios aspectos muy positivos entre los que se encuentra lo económica que es la calefacción de gas. No solo nos referimos a la instalación en sí, sino también a la propia energía, la cual destaca por ser muy eficiente.

Otro factor diferenciador del gas es la versatilidad de la que presume. Y es que no solo sirve para aumentar la temperatura de las estancias de tu hogar. Por si fuera poco, también es útil a la hora de proporcionar agua caliente, así como calentar aceite o hervir agua en la cocina. Si bien es cierto que la inducción y la vitrocerámica son las que más se dejan ver actualmente en las viviendas, no podemos obviar que el gas también puede desempeñar la misma función.

En lo que respecta a la calefacción, hay que decir que el calor es repartido de manera bastante homogénea, sobre todo si los encargados de instalar el sistema colocan adecuadamente los radiadores.

Aunque existen otras alternativas, en líneas generales el gas que se utiliza como sistema de calefacción es el natural o el propano, mayormente el primero sacado a colación. El segundo es especialmente útil en aquellas viviendas que, al estar ubicadas en una zona remota a la que no llega el gas natural, requieren gas propano del que se nutren por medio de bombonas o depósitos.

La red a través de la que se distribuye el gas natural es extensísima, por lo que lo más probable es que llegue al inmueble en el que pretendes instalar este sistema de calefacción tan económico, versátil y eficiente.

Electricidad

Hay varios sistemas de calefacción que funcionan con electricidad y, aunque presentan importantes diferencias que analizaremos más adelante, también tienen varios puntos en común, empezando por la ausencia de obras. Así pues, no es de extrañar que se decanten por esta alternativa aquellos propietarios que prefieren no pasar por reformas de excesiva duración.

Sea cual sea el lugar en el que se encuentre la vivienda, la electricidad llegará a la misma casi con toda probabilidad. A su vez, es reseñable que estamos ante un tipo de energía que gusta bastante al consumidor por la ausencia no solo de gases en general, sino también de olores. Si a esto sumamos el servicio continuo –exceptuando los eventuales apagones que cada vez son menos frecuentes–, no sorprende que tantos propietarios se decanten por esta opción.

Eso sí, no conviene obviar que optar por el sistema de calefacción basado en la electricidad supone tener que lidiar con un aspecto muy negativo: el elevado precio a pagar. No nos referimos a la instalación, sino al consumo en sí. Esto es fruto de una eficiencia energética que deja que desear si establecemos una comparación con otros métodos. Aun así, hay que decir que con la ayuda de un termostato y de varias soluciones de domótica, se pueden conseguir resultados más que decentes –siempre y cuando sepas cómo integrar la domótica en tu hogar–.

Debido a lo mucho que pueden llegar a encarecerse las facturas de luz, el sistema de calefacción por electricidad solo suele recomendarse a propietarios de inmuebles que se calientan en poco tiempo –indistintamente de cuál sea el motivo: ubicación que es sinónima de calidez, reducida cifra de metros cuadrados a calentar, etcétera–. Adicionalmente, es una instalación que suele realizarse en segundas residencias. Pero, ¿a qué instalaciones nos referimos exactamente?

Radiadores eléctricos

Por medio de resistencias, la electricidad pasa a ser calor. Los sistemas conocidos como acumuladores cosechan un mayor éxito si lo comparamos con el resto, es decir, con los convectores y los que funcionan con fluidos.

Emisores térmicos

El aspecto positivo que diferencia a los emisores térmicos del resto de alternativas guarda relación con la eficiencia. Con tan solo dos terceras partes de la energía requerida por los radiadores u otros sistemas similares, es capaz de retener la misma cantidad de calor. Eso sí, hasta alcanzar la temperatura deseada pasa una mayor cantidad de tiempo.

Caldera eléctrica

En este caso, el sistema se encarga de calentar el líquido elemento. Es después cuando el agua que está a una temperatura bastante elevada se dirige a los radiadores o, en su defecto, al suelo radiante. Esta última opción es una de las más demandadas en la actualidad. Si tú también estás interesado en ella, es fundamental que te informes sobre cómo elegir el tipo de suelo para cada estancia de tu hogar.

Indistintamente de si el agua se dirige al suelo radiante o a los radiadores, en ambos casos el consumo es muy alto. Y es que el simple hecho de tener que mantener en funcionamiento una caldera que calienta el líquido elemento con electricidad supone verse en la obligación de aumentar los kW de potencia, encareciendo por tanto las facturas de luz.

Bomba de calor 

En términos de versatilidad, no hay ningún sistema de calefacción por electricidad que supere a la bomba de calor. Y es que estamos ante un método con el que no solo se aumenta la temperatura del hogar, sino que también puede producir el efecto contrario, lo cual se agradece en pleno verano.

Generar frío y calor es su principal ventaja, factor que se suma al escaso mantenimiento. Sin embargo, tal como sucede con el resto de métodos, no está libre de puntos negativos, sobre todo el factor económico –tanto las facturas de luz como el importe a abonar para la instalación si te decantas por el sistema de conductos–.

A pesar de ello, muchas personas se decantan por la bomba de calor. ¿Tú también quieres dar el paso? En ese caso, ten en cuenta que lo más recomendable es llevar a cabo la instalación del aire acondicionado durante el transcurso de la reforma. De hecho, es uno de los proyectos que más solemos llevar a cabo, culminando las reformas en Alt Empordà con un sistema de calefacción que funciona con electricidad y que pasa desapercibido.

Biomasa

Es un sistema visto con muy buenos ojos por quienes se preocupan por el estado en el que se encuentra el ecosistema. Si también es tu caso, has de saber que utiliza energías cien por cien renovables. Para obtenerla, se requieren materiales que proporciona la naturaleza, como los pellets.

Si bien es cierto que el precio de los sacos de pellets y de otros materiales naturales empleados –como la leña– se ha encarecido en los últimos años, sigue siendo bastante económico comparándolo con el de otras alternativas mucho más caras. Eso sí, tienes que encargarte de recargar la estufa o la caldera, lo cual puede ser un poco tedioso.

Aerotermia

El servicio de instalación de aerotermia cada vez es más solicitado. Y no es para menos, puesto que se basa en el aprovechamiento de una energía que es renovable, factor que beneficia al medio ambiente reduciendo la huella de carbono. Por otra parte, el nivel de eficiencia es bastante elevado –sobre todo en zonas cálidas o templadas– sin que ello exija asumir un precio muy alto.

¿Significa esto que la aerotermia es barata? En lo referente a la instalación, desafortunadamente no. Han de pasar unos cuantos años para amortizar el importe abonado a expertos en la materia que lleven a cabo el proceso.

Qué tipo de sistema de calefacción elegir

Incluso si no eres friolero, en plena estación invernal necesitarás un buen sistema de calefacción para disfrutar del bienestar hogareño que tantas ventajas proporciona a los propietarios, como por ejemplo la mayor facilidad para conciliar el sueño. Eso sí, tomar una decisión acertada puede ser difícil, ya que como acabamos de ver, hay multitud de opciones a tu disposición. Si tienes dudas al respecto, como expertos en climatización vamos a tratar de resolverlas para que quedes cien por cien satisfecho con tu elección.

El sistema eléctrico está muy extendido, tal como indica el Instituto Nacional de Estadística: en dos de cada diez hogares de España, la calefacción funciona con electricidad para decir adiós a los gases y a otros puntos negativos de las demás alternativas. ¿Te preocupa mucho la factura de la luz? En tal caso, una buena idea consiste en recurrir a la instalación de placas solares, convirtiendo así la energía del astro rey en calor que te hará sentir muy bien en pleno invierno. Además, beneficiarás al ecosistema utilizando una energía limpia.

Hablando de reducir el perjuicio al medio ambiente, una opción a valorar es la de la biomasa. Eso sí, puede llegar a cansar el hecho de tener que estar cargando constantemente los sacos de pellets. Por otra parte, si quieres evitar el empeoramiento del estado en el que se encuentra actualmente la Tierra, es mejor no optar por las estufas de leña.

Ahora que hemos mencionado las estufas, llega el momento de profundizar en ellas. Aunque varían enormemente en función de cuál sea el combustible del que se nutren para calentar la vivienda, todas ellas comparten un punto muy positivo que se resume en que no hay que realizar instalaciones ni obras. En definitiva, el gasto inicial es bastante asequible, suponiendo tan solo el desembolso necesario para hacerse con la estufa en cuestión y con la cantidad de elementos de combustión que requieras para pasar el invierno.

La aerotermia es otra alternativa a tener en cuenta, especialmente en caso de residir en una zona que pueda considerarse cálida o templada –descarta dicho sistema si el inmueble se ubica en una región caracterizada por castigar a sus habitantes con inviernos muy fríos–. En este último caso, el gas natural tal vez sea la mejor opción para ti.

Por otra parte, ten en cuenta que muchos de los tipos que acabamos de detallar se subdividen en otros dos grupos muy diferenciados: calefacción central o calefacción localizada, de los cuales ya hablamos en un artículo para orientarte acerca de cuál elegir.

Sea cual sea tu elección, es fundamental que la vivienda esté bien aislada para que el sistema funcione con el nivel de eficiencia esperado. Para tal fin, infórmate acerca de qué tipos de aislamiento térmico puedes poner en tu hogar y qué beneficios tienen. Si a la instalación de un buen sistema de calefacción se suma la colocación de un óptimo aislamiento que evite que penetre el frío del exterior, tu casa o piso será económicamente mucho más valioso que antes, tal como vimos cuando explicamos cómo aumentar el valor de tu hogar con una reforma.