A la hora de renovar el hogar para darle un soplo de aire fresco, lo más recomendable es depositar la confianza en expertos en reformas que hayan hecho previamente varios proyectos similares. Sin embargo, en tiempos como los actuales en los que muchas familias pasan por dificultades económicas, algunas de ellas deciden realizar la mejora de la vivienda por sus propios medios.
No es mala idea emprender un proyecto DIY (acrónimoo de «Do it yourself», palabras inglesas que significan «Hazlo tú mismo»), siempre y cuando se cuente con la paciencia, experiencia y maña necesaria. Aun así, hay que tener en cuenta que este tipo de procesos, si los hacen los propietarios sin la ayuda de profesionales del sector, suelen derivar en varios contratiempos. Hoy averiguaremos cuáles son los errores más comunes que surgen. Además, daremos varias claves para evitarlos.
Planificar mal el proyecto
Como en todo tipo de proyecto, la planificación es clave para cosechar éxito. En el caso de una reforma más si cabe. Los profesionales están acostumbrados a planificarlo todo al milímetro, pero a los propietarios les resulta un tanto difícil. Por desgracia, una mala planificación se traduce en numerosas adversidades.
Cuando hablamos de mala planificación, nos referimos a varios aspectos que conviene calcular bien desde el principio para que, posteriormente, no se produzcan sorpresas desagradables. Un claro ejemplo es el de tomar las medidas de la superficie a tratar, independientemente de cuál sea la acción que pretenda llevarse a cabo: cambiar el suelo, sustituir una ventana por otra, etcétera.
Ponte en situación: tras informarte sobre cómo elegir el tipo de suelo para cada estancia de tu hogar y averiguar qué tipos de parquet hay y cuál elegir, tomas las medidas del habitáculo y obtienes un resultado de 15 metros cuadrados, por lo que acudes a un establecimiento especializado a comprarlo. Sin embargo, cometes el error de adquirir tan solo 15 metros cuadrados de parquet. Al ponerte manos a la obra, empiezas a ver que algunas lamas hay que cortarlas, por lo que se desperdicia aproximadamente un 15-20% de material. Es decir, el error de planificación se resume en que hubiera sido necesario comprar desde el principio un total de 18 metros cuadrados.
La mala planificación del proyecto no termina aquí. Y es que hay otros errores comunes, como el cálculo erróneo del presupuesto. Quedarse corto es lo más habitual, por lo que no es agradable para los propietarios ver cómo poco a poco va encareciéndose y la cifra planteada al principio termina superándose con creces. Para evitarlo, ten en cuenta que lo más probable es que surjan imprevistos que supongan un mayor desembolso.
Escoger los materiales inapropiados
Habiendo hablado recientemente del parquet, es un buen momento para sacar a colación otro error muy común no solo al cambiar el suelo, sino también al realizar otros tipos de proyectos DIY de reforma. Nos referimos a elegir uno que, por diversas razones, sea inapropiado.
Estableciendo una comparación con los profesionales, su amplia experiencia les lleva a ser capaces de saber exactamente cuál es el idóneo en base a numerosos aspectos que valoran. No es el caso de la mayoría de propietarios, quienes en muchos casos eligen fijándose únicamente en que les convenza a nivel visual y se adapte a su presupuesto.
No cometer el mismo error es muy fácil, bastando simplemente con informarse. Por ejemplo, si vas a sustituir las ventanas por otras porque ya no aíslan bien o debido a cualquier otro motivo, es fundamental que investigues acerca de qué material elegir para las ventanas de nuestro hogar. En este caso, también es buena idea dejarte asesorar por expertos en renovación de ventanas y cierres de aluminio.
Otro claro ejemplo es el de las cocinas. Supón que te ves capaz de cambiar tú mismo la encimera, por lo que decides comprar la que más te convence a nivel visual: una de madera, respetando así el estilo rústico de todo el hogar. Sin embargo, si no tienes tiempo para secar la superficie después de haber cocinado o fregado los cacharros, se trata de un error en el sentido de que no se lleva bien con la humedad, tal como explicamos cuando analizamos qué tipos de encimeras de cocina hay y cuál elegir. Si el mantenimiento no es lo tuyo, en este caso que estamos poniendo de ejemplo deberías haber elegido un material mucho más adecuado que la madera o el mármol, como el granito o el acero inoxidable.
Elegir herramientas inadecuadas
De poco sirve dar en el clavo con los materiales si no dispones de las herramientas adecuadas. Desafortunadamente, entre los propietarios que emprenden un proyecto DIY de reforma es muy frecuente el hecho de equivocarse al elegir las que emplearán para llevarlo a cabo.
Debido a la importancia que tiene una reforma, es aconsejable hacer uso de unas herramientas destinadas a profesionales, evitando las de uso doméstico que acostumbran a estar en prácticamente todos los hogares. En caso contrario, las roturas serán habituales, así como los malos acabados.
Es preferible gastarse más dinero en una buena herramienta que tener que comprar dos o tres con tal de reemplazar las que se van rompiendo. Pero la durabilidad no es lo único a tener en cuenta.
Adicionalmente, es fundamental cerciorarse de que la herramienta que pretende utilizarse es la adecuada para el tipo de proyecto DIY de reforma que tienes en mente. Por ejemplo, si tras informarte sobre las consideraciones clave para renovar sistemas eléctricos en hogares antiguos decides cambiar un par de enchufes, has de saber que necesitarás destornilladores y otros elementos dieléctricos, es decir, aislantes para evitar que se produzca algún tipo de incidente. Si utilizas herramientas sin esta capa de aislamiento, la electricidad podría acabar transmitiéndose, con todo lo negativo que ello acarrearía.
No protegerse debidamente
Los riesgos de tipo eléctrico no son los únicos que se producen durante el transcurso de un proyecto DIY de reforma. El listado va mucho más allá, abarcando también otros contratiempos a los que debes anticiparte para que no deriven en unos daños irreparables tanto materiales como incluso físicos.
Es habitual que los propietarios de inmuebles, al reformarlos, protejan correctamente sus hogares antes de dar comienzo a las tareas de renovación, como por ejemplo colocar plásticos por encima de los muebles si van a pintar las paredes u otras superficies. Pero, ¿qué pasa con ellos mismos?
Los expertos en decoración y pintura hacen uso de elementos de protección como las mascarillas para evitar aspirar los vapores tóxicos de las pinturas, ya que no basta simplemente con abrir las ventanas para que ventile el espacio en cuestión. Tal como hacen los profesionales, es importante que tú también te protejas.
Por supuesto, la protección adquiere una especial relevancia al llevar a cabo proyectos DIY de reforma que puedan comprometer tu integridad física con golpes o cortes, por ejemplo al utilizar martillos y sierras. Afortunadamente, en el mercado hay a disposición de los clientes particulares tanto guantes como botas de seguridad, por lo que un accidente derivará en un simple susto.
Iniciar el proyecto sin los permisos necesarios
Son muchas las personas que creen que se puede iniciar una obra sin licencia. Aunque es cierto que algunos proyectos DIY de reforma no requieren permiso, como dijimos en su momento cuando explicamos qué obras no necesitan licencia, otros sí exigen ir al ayuntamiento a realizar las gestiones oportunas.
Es innegable que la burocracia acarrea pérdida de tiempo, pero hay que asumirla si pretendes llevar a cabo determinados proyectos de mayor envergadura. En el consistorio de tu localidad te informarán absolutamente de todo. No solo nos referimos a los papeles que tendrás que presentar antes de dar comienzo a la reforma, sino también a cuestiones como a partir de qué hora se puede hacer ruido en una obra.
Si finalmente en el ayuntamiento te dicen que necesitarás un permiso, has de saber que no es gratuito. En su momento ya revelamos cuánto cuesta una licencia de obra y, en líneas generales, el desembolso a llevar a cabo no es estratosférico.
En cualquier caso, asegúrate de informarte acerca de los posibles permisos que necesitarás y de solicitarlos si se requieren para el proyecto que tienes en mente. En caso contrario, deberás asumir una sanción e incluso la prohibición de seguir adelante con la reforma.
No gestionar adecuadamente los residuos generados
Tras conseguir los permisos requeridos, te pones manos a la obra y poco a poco vas dando forma al proyecto. Dar un lavado de cara a una vivienda no siempre supone generar residuos, pero en muchos casos sí. ¿Sabías que un error muy común se resume en no gestionarlos de manera adecuada?
Por ejemplo, hay una cierta tendencia a acumularlos en el espacio en el que se están llevando a cabo las tareas de reforma. Esto podría traducirse en un tropiezo accidental fácilmente evitable si se hubieran colocado temporalmente en otro espacio del hogar en el que no supongan un incordio.
Otro error consiste en no ir clasificando los residuos que se generan para reciclarlos a posteriori. Desecharlos todos de la misma manera supone un grave perjuicio para el ecosistema, aunque por suerte cada vez hay menos personas que cometen este error, puesto que poco a poco va creciendo la responsabilidad medioambiental, tal como demuestra el mayor interés en soluciones sostenibles como la instalación y beneficios de techos verdes, amén de la instalación de placas solares.
Como acabamos de ver, la lista de errores comunes en proyectos DIY de reforma es bastante extensa. Si bien es cierto que con las claves que hemos dado te resultará más fácil evitarlos, es probable que acabes cometiendo algún que otro fallo. Para evitarlos al 100%, lo más recomendable es recurrir a una empresa especializada en reformas integrales que tenga mucha experiencia. Por ejemplo, en nuestro caso, Montero Construccions lleva más de medio siglo haciendo reformas en Alt Empordà.